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Capacitación

¡GRACIAS ALBERTO!

 21/09/2015   1069
Alberto Hernández fue el primer profesor de nuestra Escuela de Oficio. Él se acercó espontáneamente para poner a disposición su basto  conocimiento. Hoy, jubilado, nos dejó el legado más importante, quién lo reemplaza en su cargo docente es un ex alumno suyo de esta misma Escuela. Compartimos con ustedes su emocionante testimonio de estos años de enseñanza.

En primera persona
En 2012, a través de una nota en un diario, me enteré que UPCN estaba por crear una Escuela de Formación Profesional donde entre otros oficios figuraba el de electricidad, al cual siempre estuve ligado desde aquellos años del secundario.

Como siempre me agradó transmitir lo que otros me han brindado, decidí ofrecer mis servicios al Gremio y ellos aprobaron mi presentación. Así comenzaba una nueva etapa laboral, una etapa de docencia.

Recuerdo el primer día, cuando después de la inauguración, acto multitudinario realizado en la calle, los instructores comenzamos con la supervisión y orientación del director a armar los distintos talleres.
Estábamos llenos de ansiedad, que en realidad eran las ganas de que las instalaciones estuvieran organizadas y confortables para recibir a los primeros alumnos que ya se habían inscripto.

Era un verdadero desafío, era mi primera experiencia en montar una Escuela de Oficios desde cero. El grupo docentes-director se fue conformando con el tiempo, fortaleciéndose, principalmente a través del diálogo. Todos sabíamos lo que sucedía en la Escuela, no nos aislábamos cada uno en su taller. La  organización y el orden sirvieron también para que los alumnos asumieran sus responsabilidades y actuaran de igual forma.

Comprendimos cuál era el objetivo, formar una escuela modelo, pero ello sólo fue posible con esfuerzo de todo el grupo interesado en llegar a tal fin.

Aquí debo agradecer, primeramente, al Director Darío Medina quien nos transmitía en sus largas pero provechosas charlas conceptos pedagógicos y pautas organizativas del desempeño docente, y a mis dos colegas, Ricardo y Fabián, que siempre me brindaron colaboración en la solución de algunos problemas y aparte me contagiaron la energía de su juventud.

Desde el primer grupo de alumnos que tuve en la Escuela, siempre recibí  e ellos respeto y manifestaciones de gratitud, me consideraban un compañero más, compartía algún mate y me contaban de sus problemas laborales y algún que otro familiar, pidiéndome que les diera alguna solución, algún consejo de "viejo".

Hoy, cuando me encuentro con aquellos de las promociones anteriores tengo la misma sensación. Considero importante destacar que la Escuela no solo ha logrado impartir saberes sino también valores. También me llevo la satisfacción de haber contribuido a formar dos promociones de alumnos y comenzar con las clases de la que se recibirá este año. 

Mi retiro generó la necesidad de buscar un reemplazante y fue grata la noticia de que quien cubrirá mi puesto será Maximiliano Claría, ex alumno y mejor promedio de una de las promociones de montador electricista Cuenta con mi apoyo total y los deseos de que su gestión sea superadora. Desde afuera, seguiré aportando y siempre estaré disponible cuando necesiten y consideren que pueda cooperar en algo.

Finalmente, deseo dejar una parte de un texto del Dr. René Favaloro, que se relaciona con lo que siempre inculqué a mis alumnos, dedicación, esfuerzo, superación: "Debemos trabajar con pasión. Hemos de esforzarnos para mejorar individualmente pero entendiendo que somos parte de una  sociedad que demanda nuestra participación. En la montaña de la vida nunca se alcanza la cumbre". ¡Gracias a todo!.

Nota publicada en la Revista Nº 40 Enlace Sindical.
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