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Los procesos independentistas de las colonias españolas en América rápidamente devinieron en Estados endeudados con instituciones financieras británicas. El 1 de julio de 1824 la Provincia de Buenos Aires firmó el famoso empréstito de la Baring Brothers a partir del cual la Argentina inició su derrotero como gran deudora, la que hizo decir a Domingo Faustino Sarmiento, unas décadas más tarde, ?Calle Esparta su virtud, /sus hazañas calle Roma, / ¡silencio!, que al mundo asoma/la gran \r
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Un acuerdo espurio hizo que la provincia, y a la larga la Nación, asumieran un enorme costo decidido por sólo unos pocos que manejaban sus negocios desde la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Política arbitraria que, implícitamente porque estaba dirigida a las deudas de las autoridades coloniales, rechazó muy poco después Antonio José de Sucre cuando el 9 de diciembre de ese mismo 1824, derrotara en los Campos de la Quinua, Ayacucho, a las tropas españolas encabezadas por el francés José de Canterac.
En el artículo octavo del Tratado de Ayacucho quedó establecido el principio de la ilegitimidad de las deudas contraídas sin el consentimiento de los pueblos. Después de que los Estados Unidos derrotaran a España en 1898 ?tras lo cual se generó la ?independencia? de Cuba y Filipinas, Puerto Rico, y otros enclaves coloniales pasaran de manos de la vencida al vencedor?, el criterio que adoptó el presidente William McKinley, de los Estados Unidos de América, para no reconocer las deudas de esas colonias, fue el de Sucre, y lo llamó ?deuda odiosa?.
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Ya en 1820 la Gran Colombia había comenzado a endeudarse para afrontar los gastos de guerra.
En 1822 ya debía dos millones de libras y en 1824, casi en simultáneo con Buenos Aires, recibió 4,75 millones más. Los británicos facilitaban préstamos para desarrollar ?Estados modernos? mientras penetraban con sus mercaderías y recolonizaban comercial y financieramente a esos países. Lo mismo pasó con el Perú y con otras nuevas naciones. Así América Latina llegó a tener el 46,6% del total de las deudas estatales del planeta, por 20.329 millones de libras, distribuido de esta manera: Colombia 6,75 millones, 15,5%; México 6,4 millones, 14,7%; Brasil 3,2 millones, 7,3%; Perú 1,816 millones, 4,2%; Chile 1 millón, 2,3%; Argentina 1 millón, 2,3%; y América Central 0,163 millones, 0,4%. En ese entonces la Gran Colombia incluía a los actuales Estados de Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela; México tenía un territorio un poco mayor al doble del actual dado que su zona norte, el 55%, le fue arrebatada por los EEUU en una guerra iniciada en 1846; y Centroamérica agrupaba a los hoy El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
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La ?modernización? impulsada desde Londres hizo que la Junta de Representantes bonaerense autorizara al Ejecutivo provincial a gestionar una deuda de hasta cuatro millones de pesos. La norma, votada el 19 de agosto de 1822, durante la gobernación de Martín Rodríguez, siendo hombre fuerte su ministro Bernardino de la Trinidad González Rivadavia y Rivadavia, tenía propósitos preestablecidos que no se cumplieron; el préstamo se concretó pero el dinero se malgastó de cualquier otra manera. Los objetivos incumplidos eran la construcción del puerto de la Ciudad de Buenos Aires, la instalación del servicio de agua corriente para la misma y la creación de tres ciudades sobre la costa provincial del Océano Atlántico y de varios pueblos en la zona de la frontera con los pueblos originarios.