Resignificar
los hechos del pasado permite conocer la historia y sus implicancias en
la conformación de un pueblo, una provincia o un país.
En ese
sentido, la provincia de La Pampa cuenta con varios hitos en su haber,
como la resistencia de los ranqueles ante la ignominia roquista y de los
terratenientes, la lucha de los bolseros de Jacinto Arauz, la gesta
provincialista que se corona en 1952 con el reconocimiento como
provincia Eva Perón, o el levantamiento del 9 de junio de 1956.
Quizás
para el peronismo, que en su ADN se registra como seña la lealtad, sea
uno de los acontecimientos que marcan profundamente su trayectoria,
signada por la oposición de la oligarquía y la Embajada de Estado Unidos
desde sus inicios como fuerza política con la imponente movilización
del pueblo trabajador el 17 de octubre de 1945.
La Pampa no ha estado
ajena a muchos de los sucesos que conforman las efemérides peronistas, y
ese protagonismo ha quedado registrado tanto en la memoria de los
comprovincianos y comprovincianas, así como en el debate entre Luis A.
Galcerán y Rául Celso D'Atri, devenido en libro con la colaboración de
Silvio Peduto, con el nombre “Los Pampeanos y el 9 de junio del '56, una
aproximación a la verdad histórica”, o el trabajo de investigación del
profesor Jorge Luis Ferrari, obra que se edita en 2011 con el título “El
9 de junio de 1956 en La Pampa”.
El levantamiento cívico-militar
acontecido el 9 de Junio del año 1956 en contra de la dictadura de
Lanusse, denominada “Revolución Libertadora”, y luego trístemente
célebre como "La Fusiladora", que había depuesto al presidente Juan
Domingo Perón mediante un golpe de Estado en septiembre de 1955, tuvo su
capítulo en la provincia de La Pampa. Cuenta Ferrari la historia:
“Al
comienzo de las acciones, los rebeldes eran un grupo poco numeroso,
compuesto básicamente por el personal militar del Distrito Nº 65, al
mando del capitán Adolfo César Philippeaux, con asiento en Santa Rosa.
Aquellas fuerzas sumaban una veintena de soldados con sus oficiales y
suboficiales, más algunos pocos civiles comprometidos con la causa".
“Días
previos al 9 de junio de 1956, se produjeron detenciones en Santa Rosa
de personas sospechadas de integrar el movimiento del general Juan José
Valle. Fueron arrestados algunos individuos que se suponía que podían
estar implicados en la conspiración. Así, personal de la Policía Federal
capturó y detuvo a cinco personas: Manuel Gavilán, José Nemesio
Chumbita, Rubén Sierra, Gregorio Sarasate y Natalio José Masseroni…”.
“En
esa lista de personas, con pedido de captura por la autoridad policial,
estaba también Agustín Nores Martínez, un abogado muy cercano al
peronismo, que había sido Juez Federal en La Pampa antes del Golpe de
Estado de 1955. Nores Martínez, que sería el líder civil del movimiento,
enterado por sus amistades de su inminente detención, fue escondido en
el Parque Luro…”.
“Nores Martínez asumió el compromiso de sumar
apoyo civil a la rebelión en Santa Rosa. …por tal motivo habló una vez,
no conociendo mayor gente en esta, a un señor De Diego, de quién tenía
muy buenas referencias, cuando era empleado de la casa Torroba y que
había sido diputado provincial2.
“Nores Martínez se trasladó a
General Pico con el objetivo de buscar respaldo popular en esa
ciudad…adoptó la misma estrategia que había seguido en Santa Rosa:
hablar con una persona de confianza y cercana al peronismo: Rosa Blanca
de Morán. Le explicó la situación y el motivo de su visita, le solicitó
ayuda, y la señora Blanca de Morán lo contactó con Luciano Manuel
Ferrari, que también simpatizaba con el peronismo y tenía llegada en los
sectores populares de la ciudad de General Pico".
“Philippeaux
necesitaba un mensajero que sirviese de enlace entre el Comando Central
en Buenos Aires y La Pampa. El elegido fue Héctor Zolecio, civil que
reunía cuatro condiciones que lo hacían la persona indicada para ser el
mensajero con el Comando Central: era peronista; viajaba seguido a
Buenos Aires debido a su profesión de fotógrafo para comprar materiales,
por lo que no generaría ninguna sospecha su traslado a la capital del
país; conocía personalmente a Philippeaux, pues había participado
sacando fotos en alguna de las actividades de caza que realizó el
capitán junto a Nores Martínez; y era hermano del soldado Lionel
Zolecio, que cumplía el servicio militar bajo las órdenes de
Philippeaux”.
“También Aquiles Regazzoli, que sería nombrado Jefe
de la Jefatura de Policía de la Provincia de La Pampa por el capitán
Philippeaux esa misma noche, deja entrever la idea de un cambio de
gobierno cuando menciona en la noche del 9 de junio último, en
circunstancias de hallarse en su domicilio particular fue citado de
comparendo a la sede del Distrito Militar Nº 65, para las 23 horas, para
entrevistar al señor capitán Philippeaux, jefe del mismo quien le
manifestó que en esos momentos se había producido un movimiento de
carácter nacionalista que de acuerdo a dicho plan, él había asumido el
cargo de Gobernador Militar de la Provincia y que en tal carácter
reclamaba mi concurso para tomar la Jefatura y Comisaría de esta
ciudad".
“En horas de la tarde, Philippeaux dispone dos misiones
importantes: una a cargo del sargento Peluffo, parte en búsqueda de
Agustín Nores Martínez, escondido en el Parque Luro; la otra, a cargo de
Héctor Zolecio, parte hacia Macachín para traer a Leonardo Rodil, que
había sido delegado regional de la CGT hasta 1955”.
Por lo tanto,
es justo y obligación homenajear a cada uno de los hombres, de las
mujeres, que desde su militancia y compromiso demostraron lealtad a los
ideales y la doctrina de Juan Domingo Perón y Evita. Este reconocimiento
es mucho más necesario cuando hubo derramamiento de sangre, cuando los
referentes y militantes fueron bombardeados y estuvieron casi al frente
del pelotón de fusilamiento