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9 de Junio de 1956

 08/06/2022   714
Resignificar los hechos del pasado permite conocer la historia y sus implicancias en la conformación de un pueblo, una provincia o un país.
En ese sentido, la provincia de La Pampa cuenta con varios hitos en su haber, como la resistencia de los ranqueles ante la ignominia roquista y de los terratenientes, la lucha de los bolseros de Jacinto Arauz, la gesta provincialista que se corona en 1952 con el reconocimiento como provincia Eva Perón, o el levantamiento del 9 de junio de 1956.
Quizás para el peronismo, que en su ADN se registra como seña la lealtad, sea uno de los acontecimientos que marcan profundamente su trayectoria, signada por la oposición de la oligarquía y la Embajada de Estado Unidos desde sus inicios como fuerza política con la imponente movilización del pueblo trabajador el 17 de octubre de 1945.
La Pampa no ha estado ajena a muchos de los sucesos que conforman las efemérides peronistas, y ese protagonismo ha quedado registrado tanto en la memoria de los comprovincianos y comprovincianas, así como en el debate entre Luis A. Galcerán y Rául Celso D'Atri, devenido en libro con la colaboración de Silvio Peduto, con el nombre “Los Pampeanos y el 9 de junio del '56, una aproximación a la verdad histórica”, o el trabajo de investigación del profesor Jorge Luis Ferrari, obra que se edita en 2011 con el título “El 9 de junio de 1956 en La Pampa”.

El levantamiento cívico-militar acontecido el 9 de Junio del año 1956 en contra de la dictadura de Lanusse, denominada “Revolución Libertadora”, y luego trístemente célebre como "La Fusiladora", que había depuesto al presidente Juan Domingo Perón mediante un golpe de Estado en septiembre de 1955, tuvo su capítulo en la provincia de La Pampa. Cuenta Ferrari la historia:

“Al comienzo de las acciones, los rebeldes eran un grupo poco numeroso, compuesto básicamente por el personal militar del Distrito Nº 65, al mando del capitán Adolfo César Philippeaux, con asiento en Santa Rosa. Aquellas fuerzas sumaban una veintena de soldados con sus oficiales y suboficiales, más algunos pocos civiles comprometidos con la causa".

“Días previos al 9 de junio de 1956, se produjeron detenciones en Santa Rosa de personas sospechadas de integrar el movimiento del general Juan José Valle. Fueron arrestados algunos individuos que se suponía que podían estar implicados en la conspiración. Así, personal de la Policía Federal capturó y detuvo a cinco personas: Manuel Gavilán, José Nemesio Chumbita, Rubén Sierra, Gregorio Sarasate y Natalio José Masseroni…”.

“En esa lista de personas, con pedido de captura por la autoridad policial, estaba también Agustín Nores Martínez, un abogado muy cercano al peronismo, que había sido Juez Federal en La Pampa antes del Golpe de Estado de 1955. Nores Martínez, que sería el líder civil del movimiento, enterado por sus amistades de su inminente detención, fue escondido en el Parque Luro…”.

“Nores Martínez asumió el compromiso de sumar apoyo civil a la rebelión en Santa Rosa. …por tal motivo habló una vez, no conociendo mayor gente en esta, a un señor De Diego, de quién tenía muy buenas referencias, cuando era empleado de la casa Torroba y que había sido diputado provincial2.

“Nores Martínez se trasladó a General Pico con el objetivo de buscar respaldo popular en esa ciudad…adoptó la misma estrategia que había seguido en Santa Rosa: hablar con una persona de confianza y cercana al peronismo: Rosa Blanca de Morán. Le explicó la situación y el motivo de su visita, le solicitó ayuda, y la señora Blanca de Morán lo contactó con Luciano Manuel Ferrari, que también simpatizaba con el peronismo y tenía llegada en los sectores populares de la ciudad de General Pico".

“Philippeaux necesitaba un mensajero que sirviese de enlace entre el Comando Central en Buenos Aires y La Pampa. El elegido fue Héctor Zolecio, civil que reunía cuatro condiciones que lo hacían la persona indicada para ser el mensajero con el Comando Central: era peronista; viajaba seguido a Buenos Aires debido a su profesión de fotógrafo para comprar materiales, por lo que no generaría ninguna sospecha su traslado a la capital del país; conocía personalmente a Philippeaux, pues había participado sacando fotos en alguna de las actividades de caza que realizó el capitán junto a Nores Martínez; y era hermano del soldado Lionel Zolecio, que cumplía el servicio militar bajo las órdenes de Philippeaux”.

“También Aquiles Regazzoli, que sería nombrado Jefe de la Jefatura de Policía de la Provincia de La Pampa por el capitán Philippeaux esa misma noche, deja entrever la idea de un cambio de gobierno cuando menciona en la noche del 9 de junio último, en circunstancias de hallarse en su domicilio particular fue citado de comparendo a la sede del Distrito Militar Nº 65, para las 23 horas, para entrevistar al señor capitán Philippeaux, jefe del mismo quien le manifestó que en esos momentos se había producido un movimiento de carácter nacionalista que de acuerdo a dicho plan, él había asumido el cargo de Gobernador Militar de la Provincia y que en tal carácter reclamaba mi concurso para tomar la Jefatura y Comisaría de esta ciudad".

“En horas de la tarde, Philippeaux dispone dos misiones importantes: una a cargo del sargento Peluffo, parte en búsqueda de Agustín Nores Martínez, escondido en el Parque Luro; la otra, a cargo de Héctor Zolecio, parte hacia Macachín para traer a Leonardo Rodil, que había sido delegado regional de la CGT hasta 1955”.

Por lo tanto, es justo y obligación homenajear a cada uno de los hombres, de las mujeres, que desde su militancia y compromiso demostraron lealtad a los ideales y la doctrina de Juan Domingo Perón y Evita. Este reconocimiento es mucho más necesario cuando hubo derramamiento de sangre, cuando los referentes y militantes fueron bombardeados y estuvieron casi al frente del pelotón de fusilamiento
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