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MODELO ARGENTINO-GENERAL JUAN D. PERON

 24/08/2018   1495

PRIMERA PARTE:FUNDAMENTACIÓN

CONCEPTO DEL MODELOARGENTINO

Cuando pienso en los acontecimientos cruciales de lahistoria del país, encuentro en ellos las huellas profundas de una toma deconciencia verdaderamente nacional. Este proceso se ha distinguido por unadenodada pugna entre esa creciente conciencia y las fuerzas que han tratado deimpedir implacablemente su libre expresión.

El Modelo Argentino pretende ser, precisamente, lainterpretación de esa conciencia nacional en procura de encontrar su caucedefinitivo.

1.       Ideología y doctrina nacionales

 

Nuestra patria necesita imperiosamente unaideología creativa que marque con claridad el rumbo a seguir y una doctrina quesistematice los principios fundamentales de esa ideología. Para ello, debemostener en cuenta que la conformación ideológica de un país proviene [o] de laadopción de una ideología foránea o de su propia creación. Con respecto a laimportación de ideologías —directamente o adecuándolas— se alimenta un vicio deorigen y es insuficiente para satisfacer las necesidades espirituales denuestro pueblo y del país como unidad jurídicamente constituida. El mundo nosha ofrecido dos posibilidades extremas: el capitalismo y el comunismo.Interpreto que ambos carecen de los valores sustanciales que permitanconcebirlos como únicas alternativas histórico-políticas.

Paralelamente, la concepción cristianapresenta otra posibilidad, impregnada de una profunda riqueza espiritual, perosin una versión política suficiente para el ejercicio efectivo del gobierno. Losargentinos tenemos una larga experiencia en esto de importar ideologías, ya seaen forma total o parcial. Es contra esta actitud que ha debido enfrentarsepermanentemente nuestra conciencia. Las bases fértiles para la concepción deuna ideología nacional, coherente con nuestro espíritu argentino, han surgidodel mismo seno de nuestra patria.

 

El pueblo, fuente de permanente creación yautoperfeccionamiento, estaba preparado hace tres décadas 385 para conformar unaideología nacional, social y cristiana. Sin embargo, no fuimos comprendidoscuando, respondiendo a esa particular exigencia histórica, propugnamos lajusticia social como inmanente al ser nacional, a pesar de que la justiciasocial está en la base de la doctrina cristiana que surgió en el mundo hace dosmil años.

 

Al calor de intereses políticos yeconómicos se originaron numerosos equívocos —como la identificación de lademocracia con el liberalismo— promoviendo confusiones ideológicas que, en sumomento, configuraron el marco necesario para el mantenimiento de interesesimperialistas. No obstante, esa ideología intrínsecamente argentina, y laconsecuente doctrina, crecieron en la conciencia del pueblo.

 

 ElModelo Argentino no quiere ser otra cosa que la expresión representativa y la síntesisprospectiva de una ideología y una doctrina nacionales. La creación ha nacidodel pueblo, y el ciudadano que ofrece hoy el presente conjunto de ideas,valores y objetivos concretados bajo el nombre de Modelo Argentino, tal vez notenga otra virtud que la de haber querido e interpretado la voluntad de esepueblo. Es por eso que este Modelo no es una construcción intelectual surgidade minorías, sino una sistematización orgánica de ideas básicas desarrolladas alo largo de treinta años. Ahora es posible ofrecer este Modelo al país, después[de] que la representación popular ha sido reimplantada.386 Se refiere a 1945, laetapa fundacional del peronismo. Se refiere a la recuperación plena del sistemademocrático que se produjo a partir del 11 de marzo de 1973 con el triunfoelectoral del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), cuya columnavertebral fue el peronismo, con el doctor Héctor Cámpora como candidato,después de 18 años de sistemática proscripción.

 

 Siel Modelo Argentino encarna la voluntad de nuestro pueblo, será auténtico. Sies auténtico, será útil a la patria. Y si es útil, cumplirá su propósitohistórico.

 

2.       El Modelo Argentino y el Justicialismo

 

El Justicialismo es el resultado de unconjunto de ideas y valores que no se postulan; se deducen y se obtienen delser de nuestro propio pueblo. Es como el pueblo: nacional, social y cristiano.Hace muchos años enuncié tales características del Justicialismo, prácticamenteen estos mismos términos, y afirmé su sentido al expresar que «el Justicialismoes una filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristianay profundamente humanista».387

 

Esta búsqueda de respuestas a lasnecesidades integrales del país, que parten de una clara ideología, comenzó enla década de los años ‘40.

 

El 1º de mayo de 1948 la posición fuedenominada «Justicialismo», abriéndose así las posibilidades de una elaboraciónconceptual en la que intervengan mandatarios, líderes políticos y pueblo. Laaparición y la evolución de la concepción justicialista es parte del desarrollohistórico natural de nuestras ideas, y es patrimonio de todo el puebloargentino; en esa medida, el ideólogo es sólo un intérprete. No obstante, ennuestro país todavía persisten muchos esclavos de la injusticia y de lainseguridad. Ni la justicia social ni la libertad —recíprocamente apoyadas— soncomprensibles en una comunidad integrada por hombres que no se han realizadoplenamente en su condición humana.

 

Es por eso que el Justicialismo quiere parael hombre argentino: -

 

Que se realice en sociedad, armonizando los valores espirituales conlos materiales, y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad; -

Que haga una ética de su responsabilidad social; -

Que se desenvuelva en plena libertad, en un ámbito de justicia social;387 Es la 14ª de “Las veinte verdades peronistas”, anunciada por el propioGeneral Perón desde los balcones de la Casa Rosada en el acto del 17 de octubrede 1950. –

Que esa justicia social esté fundada en la ley del corazón y lasolidaridad del pueblo, antes que en una ley fría y exterior; -

Que tal solidaridad sea asumida por todos los argentinos, sobre labase de compartir los beneficios y los sacrificios equitativamentedistribuidos; -

Que comprenda a la nación como unidad abierta generosamente conespíritu universalista, pero consciente de su propia identidad.

 

He dicho, una vez, que la comunidad a laque aspiramos es aquélla donde la libertad, la justicia y la responsabilidadson fundamento de una alegría de ser, basada en la certeza de la propiadignidad. En tal comunidad, el individuo posee realmente algo que ofrecer eintegrar al bien general, y no sólo su presencia muda y temerosa.388 Nosotroscreemos en la comunidad, pero en la base de esa convicción se conserva un profundorespeto por la individualidad, y su raíz es una suprema fe en el tesoro que elhombre representa por el solo hecho de su existencia.

 

Cuando en la segunda guerra mundial las dospotencias ideológicamente opuestas se unieron para terminar con un tercer grupode países en discordia con el orden imperante, Argentina no se sometió. Nuestrarebelión fue entonces, como sigue siendo ahora, una cuestión de personalidad yde dignidad nacional. Para no someterse, había que crear una respuestadiferente, propia, argentina. Esa respuesta fue el Justicialismo.

 

 Perocomo un Modelo que aspire a servir seriamente al país, sólo puede ofrecersedespués de un período histórico de prueba, hubo que esperar tres décadas parapoder elaborar la expresión, ya más formalizada, de una ideología, a fin deentregarla ahora a la fuerza creativa de nuestra nacionalidad. 388.

CONTINÚA... 


CITAS:

385 Se refiere a 1945, la etapa fundacional del peronismo

 386 Se refiere a la recuperación plena del sistema democrático que se produjo a partir del 11 demarzo de 1973 con el triunfo electoral del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), cuyacolumna vertebral fue el peronismo, con el doctor Héctor Cámpora como candidato, despuésde 18 años de sistemática proscripción.

387 Es la 14ª de “Las veinte verdades peronistas”, anunciada por el propio General Perón desde losbalcones de la Casa Rosada en el acto del 17 de octubre de 1950.

388Casi textualmente esta frase aparece en La Comunidad Organizada (1949), Capítulo XXI, 12ºpárrafo.

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