Igualdad de Oportunidades

VIOLENCIA LABORAL

 12/09/2012   4817
Por Analía Sández, Licenciada en Administración de Empresas y Recursos Humanos.

Es una realidad que la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones: física, psicológica o moral, puede darse en los diferentes ámbitos en los que la persona desarrolla sus actividades. Pero es más significativo o adquiere singular importancia cuando se presenta en el ámbito laboral, tanto entre superiores y subordinados, como entre subordinados. 
Este espacio es un campo que lamentablemente resulta propicio para diversos aprovechamientos: abuso físico, abuso emocional, abuso de poder: incluido el acoso sexual, o sea todas las manifestaciones de violencia posibles.  
Siguiendo la definición de la ley y tal como lo tratamos quienes tenemos a cargo funciones relacionadas con los recursos humanos en las organizaciones, la definimos a la violencia laboral, como:"toda acción, omisión o comportamiento destinado a provocar, directa o indirectamente, daño físico, psicológico, o moral a un trabajador o trabajadora, sea como amenaza  o acción consumada".
Por esto y tal como explicita esta definición, cualquier acción que atenta contra la dignidad del trabajador, debe ser regulada e implementada en su beneficio. Conocemos que la dignidad es inherente a la persona humana, no existe persona alguna que carezca de dignidad, aunque a veces se vea amedrentada por terceros o castigada por la baja autoestima. La dignidad, es el único absoluto valor y es el centro de creación de los derechos humanos. El derecho internacional de los derechos humanos se encarna en pleno respeto de la dignidad humana, y gira alrededor del postulado ?todos los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos? lo que en nuestro sistema ha tenido expresa recepción en los arts. 14 bis Constitución Nacional  y 4º  de la L.C.T. Por lo tanto las leyes de violencia laboral, son congruentes a estos indiscutibles derechos.  

El fenómeno que analizamos, a partir de esta ley, es el respaldo que sostendrá a la estructura de la organización pública, para manejar las múltiples y nefastas consecuencias que recaen en el agente que trabaja, y que derivan en daños graves de índole físico, moral, espiritual, económico, etc., tanto en su persona como en la organización. Así como también los diferentes perjuicios que ocasiona al ambiente de trabajo, el cual, no puede permanecer indiferente a estas situaciones, ya que aunque en la mayoría de los casos, esta problemática no se explicite (se denuncie) o emerja con claridad, es inevitable que trasciende de una u otra forma entre los restantes integrantes de la organización, (con diferentes alcances según las específicas características del trabajo), pero siempre, enrarece y dificulta los vínculos interpersonales. 
Esta problemática afecta principalmente la integridad psicofísica del trabajador y repercute en forma negativa no solo en su desenvolvimiento laboral, sino también  en su vida familiar, de relación, y con su consecuencia más repudiable que es la vulneración de la dignidad humana, de su libertad sexual y del indiscutible daño moral que de ello se deriva,  repercutiendo también como antes dicho en el clima laboral.
Por eso desde los recursos humanos abordamos los distintos tipos de violencia que se ocasionan en el ámbito laboral y el amparo que esta ley trae a los empleados que se sienten afectados por distintos abusos, los cuales son necesarios comentarlos. 
Los abusos tanto físicos como psíquicos incluyen un componente emocional importante. Abusar emocionalmente en el trabajo significa acosar, ofender, excluir socialmente a alguien o afectar negativamente sus tareas, tanto física como psíquicamente.
Para que una relación pueda calificarse de "abusiva", el comportamiento debe ocurrir regularmente y a lo largo de un tiempo prolongado, al menos varios meses. Es decir, se trata de un proceso que se intensifica y donde la víctima termina en una posición inferior, constituyéndose en destinatario sistemático de actos sociales negativos.

Los abusos emocionales van desde los menos a más severos:
Estos abusos menos severos, son una forma de violencia más sutil, pero sin embargo, mucho más frecuentes y consisten en una violación de normas formales o informales de respeto mutuo, pero con claras intenciones de hacer daño. Por ejemplo: empleados que culpan a sus compañeros por errores que les son propios, o inician rumores negativos sobre el sector; jefes que obligan a un empleado a trabajar por encima de su descripción de puesto o fuera de horarios de trabajo, gerentes que muestran favoritismo o abusan de su poder, etc.
La evidencia empírica señala que el 60 por ciento de quienes así se comportan tienen mayor poder que sus destinatarios. Si bien constituyen estos, abusos leves, son dañinos para los individuos y afectan a la organización a través de la erosión de sus valores, y la reducción de la satisfacción laboral, la lealtad y el compromiso de los empleados.
Los abusos mas severos, aunque encajan dentro de la descripción anterior son apropiados definirlos como: "un continuo y deliberado maltrato verbal y moral que recibe un trabajador por parte de una autoridad u otro compañero, que se comportan con él cruelmente con vistas a lograr su aniquilación o destrucción psicológica y a obtener su salida del sector, de la organización o de lograr para sí un beneficio o placer en detrimento de su víctima, a través de diferentes procedimientos". 
En las empresas privadas a este tipo de situaciones se las suele denominar como "modus operandi delictual?, (mobbing) con el propósito de ocasionar según la jerga psicológica un asesinato psíquico. 
Entonces, de ambas definiciones hay determinados requisitos que permiten observar si se está dando una situación de violencia: 
> Ataques a través de las tareas: monitorear excesivamente, asignar tareas no realistas, asignar tareas sin significado y ocultar información.
> Ataques a la persona: criticar persistentemente, humillar públicamente, expandir rumores maliciosos y realizar comentarios despectivos. Limitar su comunicación: el acosador impone con su autoridad lo que puede decirse o no. A la víctima se le niega el derecho a expresarse o a hacerse oír. 
> Ataques silenciosos: ignorar o aislar a la persona. Limitar su contacto social: no se dirige la palabra a la víctima, procurando además que nadie lo haga. Se le cortan las fuentes de información, se le aisla físicamente de sus compañeros.
> Ataques verbales: gritar, abusar verbalmente y amenazar, acoso sexual. Desprestigiar su persona ante sus compañeros: bromas y burlas sobre la víctima, su familia, orígenes, antecedentes y entorno. Desprestigiar y desacreditar su capacidad profesional y laboral: se asignan a la víctima tareas muy por debajo o muy por encima de su capacidad, o no se le permite hacer nada, se le critican los más mínimos errores o defectos; se desprecia su trabajo y sus capacidades profesionales.
> Ataques físicos y psicológicos: maltratos, acoso sexual (apartado especificado al final), etc. Comprometer su salud: aparte de ataques directos, el mero sometimiento a un régimen de acoso psicológico ya tiene efectos negativos, psicológicos y psicosomáticos.

Los estudios muestran que las características de las víctimas son frecuentemente, débiles (baja autoestima, altos niveles de ansiedad, personalidad sumisa) o socialmente vulnerables (padres solteros, personas con rasgos físicos sobresalientes o personas muy dependientes). 
A veces y aún careciendo de estos rasgos de personalidad, basta con ser subordinado a una autoridad y al poder impuesto. 
Los estudios también confirman mayor participación de mujeres como víctimas, posiblemente por sus características educativas y porque suelen ocupar posiciones de poder inferior.
Por otro lado, el acosador no necesariamente es una persona psicológicamente enferma. Suelen ser personas con alta necesidad de protección de su autoestima, propensas a actuar agresiva y tiránicamente al no obtener respuestas favorables de los otros,  individuos con carencia de competencias sociales (control emocional, autorreflexión, perspectiva). 
Por supuesto se refiere a personas inseguras, de escasos o nulos valores, que ostentan el poder, ya sea del cargo o de una función, y en otros casos extremos, si se trata de personas que poseen desórdenes o enfermedades psicológicas.
Pero hay que remarcar que estas situaciones de abuso ocurren sólo, en un contexto organizacional, que permite o avala implícitamente estos comportamientos. 
Los abusos emocionales en el área laboral, van desde los menos a más severos:
Estos abusos menos severos, son una forma de violencia más sutil, pero sin embargo, mucho más frecuentes y consisten en una violación de normas formales o informales de respeto mutuo. Por ejemplo: empleados que culpan a sus compañeros por errores que les son propios, o inician rumores negativos sobre el sector; jefes que obligan a un empleado a trabajar por encima de su responsabilidad o fuera de horarios de trabajo, gerentes que muestran favoritismo, etc.
El 60 por ciento de quienes así se comportan tienen mayor poder que sus destinatarios. Si bien son abusos leves, son dañinos para los individuos y afectan a la organización a través de la erosión de sus valores y la reducción de la satisfacción laboral, la lealtad y el compromiso de los empleados.
Los abusos más severos son apropiados definirlos como: "un continuo y deliberado maltrato verbal y moral que recibe un trabajador por parte de una autoridad u otro compañero, que se comportan con él cruelmente con vistas a lograr su aniquilación o destrucción psicológica y a obtener su salida del sector o de lograr un beneficio o placer, en detrimento de su víctima". 
En las empresas privadas a este tipo de situaciones se las suele denominar como "modus operandi delictual?, (mobbing) con el propósito de ocasionar, según la jerga psicológica, un asesinato psíquico. 
En ambas definiciones hay determinados requisitos que permiten observar si se está dando una situación de violencia: 
> Ataques a través de las tareas: monitorear excesivamente, asignar tareas no realistas, asignar tareas sin significado y ocultar información.
> Ataques a la persona: criticar persistentemente, humillar públicamente, expandir rumores maliciosos y realizar comentarios despectivos. Limitar su comunicación imponiendo el acosador, lo que puede decirse. A la víctima se le niega el derecho a expresarse. 
> Ataques silenciosos: ignorar o aislar a la persona. Limitar su contacto social, no hablarle a la víctima, impedir que nadie lo haga. Se le aísla de sus compañeros.
> Ataques verbales: gritar, abusar verbalmente y amenazar, acoso sexual. Desprestigiar su persona ante sus compañeros: bromas y burlas sobre la víctima, su familia, orígenes, antecedentes y entorno. Desprestigiar y desacreditar su capacidad profesional y laboral asignándole tareas por debajo o por encima de su capacidad, o no se le permite hacer nada. Se le critican los más mínimos errores y se desprecia su trabajo y sus capacidades profesionales.
> Ataques físicos y psicológicos: maltratos, acoso sexual, etc. Comprometer su salud con ataques directos y producir efectos negativos psicológicos y psicosomáticos.

Los estudios muestran que las características de las víctimas son frecuentemente, débiles, con baja autoestima, con ansiedad y de personalidad sumisa o socialmente vulnerables como personas con rasgos físicos sobresalientes o muy dependientes. 
Los estudios también confirman mayor participación de mujeres como víctimas, posiblemente por sus características educativas y porque suelen ocupar posiciones de poder inferior.
Por otro lado, el acosador no necesariamente es una persona psicológicamente enferma. Suelen ser personas con alta necesidad de protección de su autoestima, propensas a actuar agresiva y tiránicamente al no obtener respuestas favorables de los otros,  individuos con carencia de competencias sociales (control emocional, autorreflexión, perspectiva). 
Son personas inseguras, de escasos o nulos valores, que ostentan el poder, y en otros casos extremos, si se trata de personas con desórdenes o enfermedades psicológicas.
Determinadas características de estos contextos los hace potencialmente propicios para la interacción entre víctimas y acosadores, entre ellas por ejemplo, cuando se producen: 

> Cambios en la naturaleza del trabajo, presión desmedida en el seguimiento permanente de los niveles de productividad, la reducción del poder de los sindicatos como restrictores de los abusos de poder; y el incremento del uso de trabajadores temporales.
> Cambios en la Organización del trabajo, a veces algunos departamentos o sectores se convierten en lugares de trabajo ineficientes alojan conflictos y ambigüedad de roles y situaciones de presión poco claras o inesperadas, permitiendo la existencia de estilos de liderazgo autoritarios dado que no hay un entendimiento compartido y acordado de cómo se deben satisfacer las demandas organizacionales. 
> Cambios en la cultura y clima organizacional. Se detecta una elevada correlación entre abuso emocional e insatisfacción con el clima organizacional. Cada persona nueva que ingresa a cargo de un ministerio por cambios de gobierno impone su cultura y en la administración pública se suele utilizar este tipo de comportamientos como una forma de controlar los empleados.

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