El éxito se concibe, se prepara y se ejecuta. El camino de la negociación salarial con el Gobierno ha concluido exitosamente. Nuestra concepción era la correcta. Todos ya conocemos los alcances de lo que se consiguió. Ahora bien, creo que a renglón seguido debemos considerar qué enseñanza nos dejó. Por lo pronto, nos dejó la certeza de una organización sindical disciplinada, de una conducción orgánica cuyo programa de acción se desplegó desde el Secretariado hasta el nivel de sus delegados de base y, finalmente, un objetivo estratégico que no fue la flor de un día sino un horizonte de largo aliento.

 Sin embargo, no seríamos realistas si creyésemos que el Gobierno provincial, que es la contraparte necesaria de la negociación, fue un actor pasivo. Todo lo contrario, fue un negociador importante. ¿Cómo fue posible el resultado que estamos celebrando? Muy simple: apertura al diálogo y compromiso oficial de asegurar el empleo público. Como efecto concluyente siempre sostenido por la UPCN tenemos además: a) Eficiencia en las tareas, una vez disipado el temor que nace de una situación laboral precaria y, b) Eficacia en las funciones gracias a una estructura salarial equilibrada y jerarquizada, que abre la perspectiva del ciclo capacitación,  ascenso y carrera.

 Definitivamente el pase a planta permanente de compañeros que durante años trabajaron como contratados representa un cambio tanto en la organización de la UPCN como en la estructura de gestión del Estado provincial.

 Como resultado conjunto de la incorporación de personal asistimos a un inédito proceso de la valorización de tareas en la administración pública.