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Mimicha, una mujer que mueve montañas

 21/11/2016   1951

Dialogar con ella nos transporta a un espacio lleno de gratitud y generosidad hacia los demás pero por sobre todo, a nuestros "viejitos" como ella los define con tanto afecto. Abocada desde hace muchos años a trabajar con Adultos Mayores, nos cuenta con gran pasión sobre su labor que la colma de felicidad.

¿Cuánto hace que trabajás en la Administración Pública? 
Pasé por distintos períodos de trabajo, fui salteando de un lugar a otro y en el medio tuve algunas experiencias personales que lo hicieron entrecortado pero no obstante siempre por dentro o por fuera del Estado, seguí trabajando y aprendiendo de qué manera poder revertir algunas patologías que veía y a las cuales no se les prestaba mucha atención. En el transcurso me recibí de Psicopedagoga, también paralelo a eso incluso después, me formé como Operadora Psicosocial para poder aplicar las técnicas del trabajo de grupo con adultos y después fueron surgiendo nuevas posibilidades de formar gente a través de los programas de Nación y me convocaron para los primeros cursos de Cuidadores y de Voluntariados que había en la DINAPAM -Dirección Nacional de Políticas de Adultos Mayores- allá por el 2004. 

Luego surge la posibilidad de formarme en gerontología y paralelo a eso como facilitadora terapéutica, el trabajo de prevención con adultos no se hizo siempre. En la prevención se la parte espiritual, la contención que por una experiencia personal yo no la tuve y pasé muy malos momentos en mi vida, entonces me parecía que yo podía ayudar... Por ejemplo trabajar con mándalas, hacer meditación activa, porque los adultos no pueden a veces sentarse en posición de Loto y hay otras maneras de poder meditar, con movimientos, con música, y tuve mi maestro que había sido formado en la escuela de meditaciones activas de Osho y con él me formé. Trabajé con grupos que se fueron formando en distintos lados de la ciudad y llegamos a trabajar con 1500 personas a lo largo de un año. 

¿En qué organismo empezaste? 
Yo pertenecía a Salud de la Provincia, al Hospital Cuneo de Victoria; en su momento quien era intendente me planteó cuestiones que él no manejaba y el Director del Hospital propone unos cursos de cuidadores ofrecidos desde UADER. Entonces me reuní con quien fuera por doce años directora nacional de Políticas de Adultos Mayores, le presenté un diseño para que lo evalúe y la posibilidad de convalidarlo, a lo que con gusto accedió y derivó en lo que es hoy Auxiliar de Gerontología. Se comenzó con el curso en Victoria con doble certificación, la del Ministerio de Salud y la de Dinapam. 
Es así que planteamos esto mismo en Paraná y comenzamos a verlo a través de UPCN, con la variante que se había hablado con la Ministra Stratta, ella se interesó en el tema y firmaría la certificación. 
Luego de semejante paso y alegría por el logro, nos planteamos lo de las clases abiertas como una alternativa no solo como acceso a los asistentes al curso sino a la comunidad por el interés de la temática tuvimos clases abiertas de RCP, Primeros Auxilios, VIH SIDA, y Adultos Mayores. 
De esta manera logramos interesar a muchísima gente y así articulamos con otros programas del Ministerio de Salud y de Desarrollo Social, dentro del Convenio Marco con UPCN y aprovechamos la instancia de poder hacerlo. 
La última clase fue la de Cuidados Paliativos que dictó la Dra. Rosa Mertnoff, ya que vino a Paraná para firmar una carta de cooperación entre UPCN, los Ministerios de Salud, Desarrollo Social y Gobierno, donde las partes se comprometen a colaborar en las acciones necesarias y conjuntas para abrir una casa de reposo destinada a pacientes crónicos con cuidados paliativos. 
Este suceso es un hecho histórico e inédito en Argentina, no hay casos registrados en que una institución gremial haya firmado un convenio de cooperación con tres ministerios de una provincia para la creación de una casa de reposo. Será la primera en Latinoamérica y también la experiencia en la formación del voluntariado que surja de un gremio que se caracteriza por capacitar a personas. Ser un pedacito de esto emociona... siempre soñaba con una casa de reposo y no importa que llegue cuando yo ocupe la primer cama pero que llegue porque no debe haber nada mejor cuando uno pierde a un paciente que se muera con su familia -emoción- la idea es esa, seguir pensando en dar, porque creo que ahí está la clave, en dar lo que uno puede o lo que medianamente te va quedando claro en la cabeza, todo lo que uno fue aprendiendo. 

¿Cuánto hace que estás en UPCN y qué significa para vos? 
Ufff... hace 29 años. UPCN para mí significa mucho, siempre ha estado en los buenos y malos momentos que he tenido. Siempre supe que cuento con el Gremio en todo sentido, y ellos saben que cuentan conmigo también, es recíproco. Hoy miro todo esto y me maravilla cómo ha crecido, cómo encontró el eje, el camino, porque tener una escuela como la que tiene, una escuela de oficios, pensar en un instituto de formación, es algo grandioso. El secreto está en formar recursos humanos, y eso está a la vista en este lugar, priorizar la capacitación de las personas. 

¿Cómo es un día de tu vida? 
Variado -risas- me levanto muy temprano, 5am y camino hasta las 6. Luego organizo la mañana, pero a veces surgen otras necesidades que me llevan a reformular la agenda. A la tarde siempre tengo alguien a quien acompañar, o consultar, o me junto en la Facultad y si no, tengo los talleres de Meditación y Mándalas y felices todos -risas-. 

¿Dónde das los talleres? 
Son móviles -risas-, en el patio de quien quiera ofrecerlo, ellos se organizan y me avisan. 

¿Un sueño? 
Sueño con ir a vivir a Victoria, allá hay un lugar con árboles bello, es lo que más anhelo. 

¿Cuánto falta para ese sueño? ¿Jubilarte? 
¡No, eso ya está! si yo quiero no hago más nada, pero no pasa por ahí el tema, pasa por una cuestión interna mía: con mi maestro yo aprendí que no tiene nada que ver la jubilación con el dar, cuando uno cree que puede seguir dando tiene que seguir generando porque en ese generar, uno tiene que lograr que, de un buen maestro, otro tome la posta. Cuando uno siente que otro toma la posta con el mismo amor, la misma pasión que uno, es ahí tu momento de soltar y yo todavía no siento que eso haya llegado. 

¿Y cuando llegue, te vas a Victoria? 
¡Quizás me vaya antes!, mi futuro lo veo más tranquilo, en Victoria, pintando mándalas y dando talleres de meditación activa; me encanta... eso me gusta y es lo que me hace feliz, uno tiene que elegir lo que le hace feliz. 

Podríamos escribir mucho más sobre esta maravillosa mujer, capaz de entender situaciones impensadas, a partir de experiencias propias y ajenas que la vida le ha proporcionado y que ha elegido tomar como lección y proyectar en función de las circunstancias, espacios y momentos para que sus viejitos tengan una vida mejor. Gracias Mimicha, por ser parte de UPCN...

Por Sandra Blasón. Nota publicada en la Revista Nº 45 Enlace Sindical.

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