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Acción Social

Comencemos a movernos

 07/05/2013   2119
Es conveniente que exista un período de adaptación, en el que el organismo se acostumbre a soportar el estrés producido por la actividad física y a la vez que se va habituando a los cambios y beneficios de la misma. (*)

Los cambios en relación a la falta de movimiento, sedentarismo, alimentación inadecuada y estrés laboral son necesarios por el beneficio que nos brindan desde lo corporal y psicológico.

Estos cambios deben ir produciéndose paulatinamente y encontrar momentos, espacios donde practicar un ocio saludable, actividad física o algún deporte sea sostenido por tiempos prolongados, por no decir durante toda la vida.

El período de adaptación hacia una actividad física saludable conviene que sea progresivo. Para algunos, puede que sea suficiente un par de semanas, pero otros quizás precisen un período más largo.

La propuesta que presentamos en esta nota resulta especialmente útil para facilitar la transición de realizar escasa actividad física a sostener una actividad sistemática y duradera en el tiempo.

Es importante aclarar que una actividad física que nos guste realizar y complazca llevarla adelante nos ayudará en esta transición de ser sedentario a comenzar a transitar una vida saludable. Para ello, es importante buscar hacer actividades placenteras y que no conlleven tanto esfuerzo, sobre todo, mental. Seguramente ayudará al proceso el relacionar la historia deportiva de la infancia, es decir, si realizaba deportes o solía correr, andar en bici, etcétera y le gustaba hacerlo, volver a conectarse con esa linda experiencia. Pero en cambio, si no hubo un pasado o educación física pertinente no debiera repetirse una mala experiencia, es decir, no reproducir actividades o situaciones que fueron traumáticas en su momento.

Por lo tanto, una propuesta inicial podría pensarse de la siguiente manera:

* Decidir qué queremos hacer: caminar, correr, andar en bici, rollers, diferentes deportes, bailar, aeróbica, natación, etc.

* Buscar motivación que nos ayude a sostener la actividad: sentirse más alegre, mejorar la imagen corporal, bajar los índices de factores de riesgo, llegar en forma a un evento, etc.

* Trazar una propuesta, plan o estrategia y respetarla: este es un punto primordial para modificar hábitos. Por ejemplo: comenzar una vez por semana ya es algo, y muy importante por cierto. A veces pensamos que para comenzar hay que pagar un gimnasio y asistir sí o sí tres veces por semana, sino no sirve; pensar de este modo no nos ayudará a sobrellevar nuestra propia realidad. Sólo debemos comenzar y aumentar los días y tiempo de entrenamiento cuando podamos y lograr que se ajuste a nuestra cotidianeidad.

* Comenzar a moverse: llevar adelante la actividad y sostenerla en el tiempo. Recordar que caminar, subir escaleras, cortar el césped, lavar el auto, limpiar la casa, etc., son actividades físicas que suman tiempo de esfuerzo físico y, por lo tanto, también se entrena con estas propuestas.

* No compararse con otros ni buscar la perfección: siempre alguien va a correr más que nosotros o estará más delgado, musculoso, entrenado, etc., pues bien, que nada de esto detenga nuestro deseo de continuar.

(*) Por Edgardo Aldao, profesor de Educación Física. Nota publicada en la revista Enlace Sindical Nº24
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