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MODELO ARGENTINO-GENERAL JUAN D. PERON-SEGUNDA ENTREGA

 24/08/2018   1237
OBJETIVOS DEL MODELO ARGENTINO1

Un ámbito de coincidencia nacional 

El primer objetivo del Modelo Argentino consiste en ofrecer un amplio ámbitode coincidencia para que, de una vez por todas, los argentinos clausuremos ladiscusión acerca de aquellos aspectos sobre los cuales ya debiéramos estar deacuerdo.Es imprescindible que mis conciudadanos comprendan que la presencia centraldel Justicialismo en un Modelo que deseo para todos los argentinos, sinexclusión de sectores, no responde al intento de forzar una indebida generalizaciónde principios meramente partidarios. Si acudo a la respuesta justicialista noes por sectarismo o personalismo; estoy lejos de una actitud semejante.La fundamentación justicialista no se incorpora por reflejar un sector parcialde opinión ideológico-política, sino por razones de índole totalmente diferente. 

En primer lugar, porque encarna principios permanentes emanados de laesencia misma del hombre. En segunda instancia, porque el pueblo ha impregnadoal Justicialismo de las constantes básicas de nuestra nacionalidad. Porúltimo, como «tercera posición», porque define una histórica determinación deautonomía e identidad nacional. Sin tales principios y constantes, sin esa identidad,no hay posibilidad de conformar un Modelo en el cual cada argentino queama a su patria se reconozca.Estos motivos me alientan en la aspiración de obtener la coincidencia necesariapara trazar una política nacional.La grandeza del país y la felicidad del pueblo argentino son dos objetivosesenciales que, a mi juicio, deben guiar nuestro pensamiento y acción.Partiendo de esta premisa, podemos empezar a construir. Sólo necesitamosunanimidad conceptual para hacer lo que la mayoría decida.Por eso, las grandes líneas de coincidencia únicamente pueden nacer delpueblo, manifestándose en sus representantes a través de organizaciones depacífica convivencia republicana.Si se quiere salvaguardar la nación que hemos recibido y seguir adelante enel proceso de preservarla y depurarla, o se usa la política de la fuerza, o bien seelabora la fuerza necesaria para respaldar una política.Una Argentina de felicidad y de grandeza admite únicamente la segunda alternativa.Necesitamos, pues, crear la fuerza requerida para sustentar una políticanacional.Es ésta la hora de su realización. T

Tengamos en cuenta el ejemplo que nosmuestra el mundo, en el que está ganando terreno la idea de que el bienestar delos pueblos se halla por encima de las concepciones políticas dogmáticas. Estoorigina un campo de mutuo respeto, que parece nutrirse en bases de civilización,de comprensión y de tolerancia hacia las ideas de los demás.No tengo dudas [de] que éste es un momento crucial de nuestra patria: o profundizamoslas coincidencias para emprender la formidable empresa de edificaruna gran nación, o continuamos paralizados en una absurda intolerancia quenos conducirá a una definitiva frustración. 

2. La futura comunidad argentina 

El segundo de los objetivos radica en concretar el ámbito de consenso, configurandolos caracteres que los argentinos anhelamos para nuestra comunidadfutura.Todo país se enfrenta, en algún momento de su historia, con la obligación dedefinir principios, valores y conductas generales, pero también caracteres queperfilen y recorten su nacionalidad. Corresponde a un Modelo la estructuraciónde estas propiedades que no hacen más que traducir la idiosincrasia del pueblo.La carencia de un modelo de referencia ha causado —en nuestro país— gravesefectos sociales, económicos y, particularmente, políticos. Ha llegado el momento de tomar conciencia [de] que en la Argentina nadie tiene el derecho deesperar que la sociedad madure por sí sola.Los argentinos intuimos ya que no es posible insistir en nuestras vacilaciones:la historia reclama de nosotros la consolidación de una fisonomía nacional. 

Para ello, corresponde al Modelo Argentino refirmar la forma socio-políticaque satisfaga a todo el país.Estoy convencido [de] que sólo la comunidad argentina puede proporcionarel juicio definitivo sobre las cualidades que para ella se anhelan. Es mi deseoque todos mis conciudadanos consideren este Modelo como una propuesta inicial;ya las generaciones que nos siguen, a través de un diálogo franco en el queparticipen todos los entes representativos de la comunidad, han de asumir lapatriótica misión de perfeccionarlo.Alguna vez prediqué la armonía como categoría fundamental de la existenciahumana; sigo creyendo en ella como condición inalienable para la configuraciónde la Argentina que todos anhelamos. 

Esa básica consonancia excluye la violenciae implica comprender que el único camino para la construcción fértil espartir de ideas, valores y principios, cuya práctica concreta no cercene el caucede la paz. Esto no distorsiona en absoluto la vocación de cambio del Justicialismo,concretado en este Modelo Argentino: ya he afirmado que la doctrina esrevolucionaria en su concepción, pero pacífica en su realización.No puede persistir duda alguna acerca de la forma que integrarán los caracteresbuscados: se trata de una democracia social que, como se verá más adelante,será una estructura político-social absolutamente coherente con los principiosesenciales de la comunidad organizada.Cuando utilizo la palabra «social», estoy pensando en una democracia en laque cada integrante de la comunidad pueda realizarse con la única condiciónde poseer idoneidad y condiciones morales indispensables para aquello [a] queaspira.

 En este sentido, la forma de gobierno que sirve a la democracia socialresulta ser representativa, republicana, federal y social.Todo lo que acabo de expresar no es más que otra forma de decir que seguimosdeseando fervorosamente una Argentina socialmente justa, económicamentelibre y políticamente soberana.216 217Se conecta estrechamente con lo expuesto el hecho de que el Modelo define,asimismo, una clara dimensión ética que no es otra cosa que un llamado a la autonomíade la conciencia moral. Hace años sostuve que el vertiginoso progresomaterial de nuestro tiempo lanzó al hombre fuera de sí mismo sin proporcionarleparalelamente una plena conciencia de su personalidad.Por eso, en el camino de la consolidación de la comunidad argentina desempeñaun papel primordial la propuesta de un esquema de valores morales y espiritualesque confiere al pueblo la templanza que el futuro de la nación requiere.Resultará necesario precisar el nivel de nuestras aspiraciones respecto dela futura sociedad argentina; sólo así se estará en condiciones de clarificar laconcepción estratégica que deberemos adoptar para hacer realidad lo que todohombre de bien, nacido en esta patria, espera: una Argentina íntegra, cabalmentedueña de su insobornable identidad nacional. 

3. Orientación para las distintas áreasLos objetivos anteriormente delineados asocian al Modelo Argentino con valores,principios y caracteres, tanto de estructura permanente y universal comode perfiles intrínsecamente nacionales.Si allí [finalizara] nuestro propósito, no iríamos más allá de un lineamientoteórico y normativo de carácter general que no contemplaría la creciente complejidadde una comunidad orgánicamente constituida. Quiero decir que tal conjuntode verdades adquiere una fisonomía específica y diferente en los distintosámbitos de la vida nacional, así como una proyección igualmente específica. 

Con la mirada orientada al futuro, es necesario identificar cuál es la medidaen que cada una de las áreas de la sociedad argentina puede participar del Modelo,y es preciso definir de qué forma aquellos principios, valores y caracteres,cobran una dimensión particular, aunque interrelacionada, en cada ámbito delquehacer nacional.Para que cada ciudadano se reconozca en el Modelo es imprescindible queéste no naufrague en abstracciones, sino que aquello que define y propone, cobre realidad en cada una de las áreas de la comunidad, pues es a través de suárea de competencia que el ciudadano se inserta en su patria y la siente comopropia.Tengo la convicción de que la transformación de la comunidad argentina sólopodrá lograrse mediante una adecuada conjunción de resultados eficientes entodos los campos del quehacer nacional.4. Guía programática y político-administrativa 

A la luz de este objetivo, el Modelo Argentino debe conformar un sustratoprogramático superior, orientativo de la conducción.Creo que no podemos detenernos en discutir si es más aconsejable la programaciónque el desarrollo espontáneo, porque la segunda alternativa implica dejara la sociedad librada a sus propias fuerzas y, [por ello, convertida en terrenofértil para distorsiones neo-colonialistas]
Al hacer referencia a la conducción, debe tomarse en cuenta que en la conduccióngubernamental hay dos componentes básicos: la conducción política yel gobierno político-administrativo. 
La conducción política es una materia indelegable de quien ejerza la primeramagistratura, y ella da sustento a la capacidad de hacer en lo político-administrativo. 
Lo político-administrativo corresponde a las decisiones y acciones que seadoptan a través de los mecanismos corrientes del gobierno.Las condiciones objetivas que hacen a la conducción superior implican quenadie puede gobernar sin el apoyo del pueblo, ni en Argentina ni en ningún otropaís. Significa también que el Proyecto final es del pueblo, y no de determinadosgobiernos, ni de minorías intelectuales dadas.El Modelo Argentino quiere servir a estos dos ámbitos de conducción superior,en estrecha conexión con una orientación programática lúcida y precisa. 
 
La liberación y la integración 

Afirmé anteriormente que la importación de ideologías alimenta un vicio deorigen.Detengámonos en este problema. Si una ideología no resulta naturalmente delproceso histórico de un pueblo, mal puede pretender que ese pueblo la admitacomo representativa de su destino. Éste es el primer motivo por el cual nuestroModelo no puede optar ni por el capitalismo liberal ni por el comunismo.Pero es evidente que la cuestión, como lo he repetido en numerosas oportunidades,no se reduce a la elección o configuración de una ideología y unadoctrina que perfilen la identidad de nuestro pueblo, porque tal identidad sediluye sin una firme decisión de autonomía nacional.El rechazo de las posibilidades extremas que nos brindan el capitalismo y elcomunismo no sólo se fundamenta en su desconexión con la estructura íntimade nuestra nacionalidad, sino también en el hecho de que su adopción implicaservir automáticamente al neocolonialismo, sea cual fuere su signo doctrinario. 

Optar por un Modelo Argentino equidistante de las viejas ideologías es, consecuentemente,decidirse por la liberación. Por más coherencia que exhiba unModelo, no será argentino si no se inserta en el camino de la liberación.Me parece innecesario insistir en un hecho evidente: no estamos solos en estalucha, aunque cada pueblo debe dar, frente a la historia, la respuesta que emanede su esencia. 

Es por eso que la progresiva transformación de nuestra patria para lograr laliberación debe, paralelamente, preparar al país para participar de dos procesosque ya se perfilan con un vigor incontenible: la integración continental y la integraciónuniversalista.Si aisláramos nuestra respuesta, la comunidad por la que luchamos quedaríaa espaldas de un destino superior que espera a todos los hombres que en elmundo comparten ideales de justicia y verdad.
CONTINUA.
SECRETARIA DE LA JUVENTUD.
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